El Dicasterio para la Cultura y la Educación, Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida y Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral junto con el Comité Olímpico Internacional, hacen un llamamiento conjunto por la paz.
Por: Sebastián Sansón Ferrari – Ciudad del Vaticano.
“El deporte es un instrumento único que no distingue ideología, raza o religión. Y los Juegos Olímpicos y Paralímpicos son grandes símbolos de la paz que tienen como uno de sus elementos fundadores la promoción de la llamada tregua olímpica”.
Así lo resalta una nota de la Oficina de Prensa de la Santa Sede al difundir, este martes 25 de octubre, el llamamiento conjunto por la paz, del Comité Olímpico Internacional, junto con el Dicasterio para la Cultura y la Educación, Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida y Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral. Es uno de los primeros frutos de la cumbre internacional “Deporte para todos: cohesionado, accesible y adaptado a cada persona”, que se celebró del 29 al 30 de septiembre en el Vaticano.
El texto está firmado por Thomas Bach, Presidente del COI (Comité Olímpico Internacional); el Cardenal José Tolentino de Mendonça, Prefecto del Dicasterio de la Cultura y la Educación; el Cardenal Kevin J. Farrell, Prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, y el Cardenal Michael Czerny, Prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral.
Es un llamamiento a la reconciliación entre los pueblos en el que la prioridad es el diálogo y la construcción de un mundo mejor, en un mundo que se enfrenta una vez más a conflictos, disturbios y grandes desafíos.
“Los azotes de la guerra, el cambio climático y las dificultades económicas han provocado un dolor y un sufrimiento indecibles a millones de personas en todo el mundo”, dicen. Recuerdan que, en este contexto, “como consecuencia de una guerra mundial fragmentada, más de 100 millones de personas se han visto obligadas a huir de sus hogares, las familias se han desgarrado y un sinnúmero de madres, padres, hijos e hijas viven con miedo, sin poder practicar su fe, perseguir sus sueños de una vida mejor, o incluso simplemente hacer deporte”.
Esta tragedia humana se produce cuando el mundo aún se recupera de la pandemia que nos ha recordado lo vulnerables que pueden ser todos los seres humanos, afirman. Entonces, a la luz de esta importante experiencia de humanidad, los signatarios reafirman su determinación de construir sobre el poderoso sentimiento de solidaridad mutua que ha surgido de la crisis sanitaria.
“Estamos convencidos de que sólo con este espíritu de solidaridad en nuestros corazones podremos abordar eficazmente los numerosos retos que amenazan hoy a la humanidad y a nuestro planeta”, subrayan.
Los signatarios instan a los líderes mundiales a buscar soluciones justas y pacíficas a todas las disputas y conflictos y les piden que promuevan el diálogo, la comprensión y la fraternidad entre los pueblos y que defiendan la dignidad de todos los hombres, mujeres y niños, especialmente los pobres, los marginados y los que sufren la violencia de la guerra y los conflictos armados.
“Dios quiere la paz y la unidad de nuestra familia humana”, reivindican. “Los Juegos Olímpicos y Paralímpicos son un gran símbolo de esta unidad, ya que reúnen a las personas y a los pueblos en una sana competición y animan a nuestro mundo a ver la competición atlética como un verdadero camino hacia la paz, basado en la disciplina personal y el compromiso con el trabajo en equipo en la búsqueda de la excelencia”, añaden.
Unidos en esta convicción, elevan, pues, el llamamiento a los líderes mundiales para que sigan el camino, por el bien de todas las naciones y pueblos.