miércoles, julio 24, 2024
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Una tradición surgida en Acolman,

las piñatas, una catequesis llena de alegría.

Por: Padre Sergio Ángel Galindo Pérez

 

Vsitamos Acolman, Estado de México, lugar donde surgió la tradición de las piñatas, en el siglo XVI, como un modo de evangelizar a la población.

 

El Ex convento de Acolman

Según datos del INAH, su construcción comenzó en 1524, con un pequeño templo franciscano. Tiempo después, los franciscanos fueron sustituidos por los agustinos en la evangelización de la región, por lo que éstos, que contaban con más recursos, comenzaron en 1539 la construcción de un templo y un convento mucho más grandes, terminados en 1560.

La superficie del conjunto abarca 2.5 hectáreas entre construcción y espacios abiertos.

El complejo tiene dos plantas con dos claustros de diferentes estilos arquitectónicos y también diversas estancias como cocina, refectorio, anterrefectorio, sala de profundis, celdas, sala capitular, capilla abierta y biblioteca al interior; además de un atrio, capilla posa y una cruz atrial de manufactura tequitqui. El templo está abierto al culto público.

De estilo plateresco es la fachada del templo, posee una nave de lunetos y ábside con nervadura gótica, además de pintura mural del siglo XVI. En el ábside se representan a personajes importantes: obispos, cardenales y frailes, profetas del Antiguo Testamento y santos con el hábito agustino. Figuran un retablo pintado del siglo XVIII y dos capillas laterales; una funciona como sacristía, la otra como baptisterio. En su interior  permanece un retablo dorado de estilo barroco salomónico, con pintura sobre madera del siglo XVI que presumiblemente pertenecía al retablo principal. Los retablos de la nave también son de estilo barroco y son tres: dos laterales y uno principal.

El claustro mayor o agustino es de estilo renacentista con arcos de medio punto, columnas decoradas con volutas isabelinas y fragmentos de pintura mural y epigrafía latina. En el segundo nivel, en el cubo de las escaleras, se aprecia una virgen lactante del siglo XVIII. En el pasillo exterior del claustro mayor existen pasajes de la Pasión de Jesús, cenefas con epigrafía que retoman algunos salmos y frases de la filosofía agustiniana.

Puede visitar los pasillos de ambos claustros, una celda ambientada, la terraza; además en el atrio, una de las capillas posas rescatadas y fuera de él, la cruz atrial, elaborada en cantera y labrada de estilo tequitqui, un trabajo sobre los símbolos pasionarios de gran belleza.

 

El origen de las posadas y piñatas

Se cuenta que las posadas tienen como antecedente las misas de aguinaldo, celebradas  por la mañana y, al finalizar, se obsequiaban colaciones a los indígenas que asistían.

 

Estas misas se permitieron celebrar en la Nueva España por intercesión del prior de Acolman en 1587, Fr. Diego de Soria, a través de la bula del papa Sixto V.

 

Las misas de aguinaldo debían celebrarse durante nueve días previos al Nacimiento del niño Jesús, es decir, de 16 al 24 de diciembre de cada año.

El cronista Fr. Juan de Grijalva, fraile agustino, menciona que a través de estas misas se concedía Indulgencia plenaria a quienes acudían a ellas. El propósito era acercar a la fe cristianan a los habitantes del valle de Acolman, pues las fechas coincidían con la festividad del nacimiento de Huitzilopochtli, dios de la guerra y la muerte; así los frailes la transformaron en una festividad cristiana.

En estas fiestas se retomó la costumbre española de romper una olla de barro, tradición que venía de Italia, a donde se dice fue llevada por Marco Polo.

Se cuenta que Marco Polo la tomó a su vez de los chinos, quienes la empleaban para festejar el año nuevo.

Los agustinos recubrieron la olla de papel de colores para representar la tentación, además de siete picos que representan los pecados capitales, y los ojos vendados son la fe ciega junto con la voluntad de destruir la maldad.

 

En el siglo XVI había representaciones teatrales como herramienta de evangelización para involucrar a los indígenas en algunos pasajes de la historia de Jesús, como el nacimiento.

 

Por ello, en el peregrinar de María y José, el atrio se convertía en el viaje de Galilea a Belén y cada capilla posa era uno de los lugares donde se pedía “posada” para la pareja antes de la llegada de Jesús, según describe el evangelio de san Lucas.

Con el paso del tiempo, estas misas se convirtieron en lo que hoy conocemos como posadas, que se acompañan de piñatas, agregando otro carácter festivo a la celebración.

Así Acolman se convirtió en la cuna de las posadas y las piñatas, por lo que hasta nuestros días existen numerosos talleres que las elaboran, e incluso existe una feria de la piñata en diciembre de cada año.

 

 

La elaboración de las piñatas

En entrevista, Ana Lilia Ortiz Zacarías nos comparte sobre la hermosa tradición de elaborar las piñatas: “Desde hace 22 años mi mamá Romana Zacarías, al fallecer mi papá, buscó la manera de mantener a la familia y se le ocurrió tomar un curso de elaboración de piñatas. Inició vendiendo 50 unidades y luego fue incrementando al grado que actualmente elaboramos de 10 mil a 15 mil piñatas al año. Ahora se han integrado nuevos miembros  de la familia y ya somos quince personas trabajando en este taller llamado Piñatas Orzac, cuyo lema es ‘no rompa las tradiciones, mejor rompa piñatas’, pues creemos que las buenas costumbres deben prevalecer.

Para nosotros es un honor continuar con la tradición de elaborar las piñatas, las cuales surgieron precisamente aquí en Acolman por los frailes agustinos, quienes se inspiraron en el viajero Marco Polo, quien en sus viajes a Italia y China, vio cómo elaboraban unas vasijas de barro, con formas de animales y las rellenaban de semillas, y de ahí tomó la idea y la adaptó al sentir católico.

En cuanto a los materiales para elaborarlas, actualmente ya casi no se usa el barro, porque han ocurrido muchos accidentes y se prefiere el cartón. Para hacerlas, se necesita un globo, hojas de periódico, harina para hacer el engrudo, la rafia, cartón para los picos, papel de china, papel crepé y mucha creatividad.

El proceso no es complicado: Primero se infla un globo al tamaño deseado, luego se le van colocando encima capas de periódico con el engrudo hasta que quede una capa suficientemente gruesa para sostener el contenido de la piñata. Luego se deja secar un día o hasta tres, dependiendo de las condiciones de clima. Posteriormente se hacen los cucuruchos o conos de cartón, y se preparan tiras de papel de china y crepé para el decorado, según los colores que se deseen. Para cada piñata se emplean de 10 a 15 pliegos, dependiendo la decoración, y se emplea una hora en esta tarea. Mi mamá creó un diseño que hasta hoy distingue sus piñatas, pues usando papel recortado en forma de hojas plasmó una nochebuena en el centro, y eso ha gustado mucho a la gente.

En este taller la piñata más barata es de 40 pesos y la más cara es de 2, 500 pesos, la cual mide 3.5 metros.

Hemos tenido la oportunidad de hacer piñatas para adornar muchas iglesias, hospitales, plazas públicas, centros comerciales e incluso al extranjero. Creo que a las personas les gustan mucho los colores que empleamos, pues dan mucha vida a los ambientes donde son colocadas.

Nosotros como habitantes de Acolman nos sentimos muy orgullosos de nuestra pertenencia a este lugar y con la obligación de rescatar una hermosa tradición en México, pues nuestro país es famoso mundialmente por las piñatas”.

“Los invitamos a conocer Acolman, el convento y los talleres de piñatas que hay en la comunidad, además están cerca las pirámides de Teotihuacán y podría ser una buena oportunidad para salir en familia. Nuestro taller está exactamente enfrente del Ex Convento. Somos católicos y cada día, al comenzar y al terminar las labores, nos encomendamos a Dios. Estamos en Calzada de los Agustinos 14, Tel. 553 044 89 16”.

“La tradición de las piñatas no es un adorno, sino que es capaz de llevar alegría a los hogares y a muchos niños, además del significado espiritual que lleva consigo”.

 

Significado de las piñatas

La olla, revestida vistosamente, representa el diablo o el espíritu del mal, quien por su belleza atrae a la humanidad. Los tradicionales siete picos representan los siete pecados capitales (ira, gula, lujuria, avaricia, pereza, envidia y soberbia).

Venda en los ojos y el palo significan la fe, virtud necesaria para confiar en Dios.

La colación y fruta representan el premio que se obtiene por lograr vencer el mal y apartarse de la tentación.

Se trata de la lucha entre el bien y el mal y el esfuerzo por vencer las tentaciones, apoyados en la fe cristiana, y las recompensas de Dios por su fidelidad, virtud y perseverancia.

y el mal y el esfuerzo por vencer las tentaciones, apoyados en la fe cristiana, y las recompensas de Dios por su fidelidad, virtud y perseverancia.

DATO

En Acolman, hay un monumento dedicado al origen agustino de las piñatas.

 

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