viernes, julio 26, 2024
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¡DELÉITATE CON ESTE EXQUISITO PAN!

Por: Alba Juárez Amador

 

Ya desde hace algunos días, en muchas de las panaderías podemos encontrar exhibidos en los aparadores los panes típicos de esta época: las hojaldras.

Aunque a muchos parezcan deliciosas, este al que se le conoce también como “pan de muerto” evoca con sus piezas una osamenta, aquí les comparto algo sobre los orígenes de esta delicia:

En la antigüedad, en Mesoamérica en tiempos donde se ofrecían sacrificios a los dioses, luego de esos actos se preparaba un pan con amaranto molido que mezclaban con la sangre de las personas a las que sacrificaban; a la llegada de los Españoles a nuestras tierras, los frailes encontraron tan violentas estas prácticas que sugirieron mejor se prepararan panes con sólo algo de colorante rojo que también pudieran darse como una ofrenda, pero sin que tuvieran que perder la vida las doncellas a las que asesinaban.

Con el paso de los años esa tradición de elaboración de estos panes fue prevaleciendo y se acomodó en los pueblos del México antiguo cuando recordaban y celebraban entre finales del mes de octubre y principios de noviembre, el tiempo que dedicaban a recordar a sus seres queridos fallecidos, tiempo que coincidía con el fin del ciclo anual del maíz y trigo, fue entonces que surgieron los panes de trigo que eran cubiertos de azúcar roja, que simulaba el corazón de las doncellas que eran sacrificadas.

Los ingredientes tomaron también opciones de Europa como el hojaldre -originario de Francia-, incluso actualmente a las hojaldras las rellenan de diversos componentes azucarados y salados.

Incluso en nuestro país las hojaldras no son iguales, en Estado de México son panes salados, en Oaxaca es un pan de yema decorado, en Guerrero cambian de nombre según la región, en Yucatán a las rellenan de queso crema, en Morelos lo hacen con forma humana de brazos cruzados, cubierto de azúcar roja y aquí en Puebla al pan les espolvoreamos semillas de ajonjolí, sólo por mencionar algunos.

Quienes elaboran las hojaldras hacen artesanalmente las formas del pan que evocan una calavera, la bolita de masa del centro superior es el cráneo de una osamenta y cruzados bajo ella, los huesos, además se agrega esencia de azahar y ralladura de naranja, que además de darle un sabor peculiar, representa los recuerdos, auquellos de nuestros difuntos.

Aunque las algunas recetas luchan por mantenerse, las nuevas generaciones las van modificando con sus ingredientes favoritos, aunque algunos las modifiquen, no debemos permitir que tradiciones como esta se pierdan.

 

En nuestra Arquidiócesis diversas Congregaciones Religiosas comparten en este tiempo sus recetas propias que ponen a la venta para el disfrute de todos y para utilizarlas en nuestras ofrendas.

¡No se las pierda!

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