miércoles, julio 24, 2024
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Por: Rodolfo Orosco Gil

Roma, Italia.

El domingo pasado fuimos testigos de las indicaciones que Jesús dio a sus apóstoles para que la misión fuera exitosa. Por tal motivo, hoy escucharemos los resultados que los enviados obtuvieron al cumplir su encomienda.

Los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús, y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.

Seguramente la felicidad invadía el corazón de los discípulos, y el rostro de cada uno de ellos no podía contener la emoción con la que habían visto, que por el mandato y bajo la autoridad del Señor, pudieron hacer grandes cosas en favor de la gente. Aprendieron que obedeciendo las indicaciones del Maestro, los resultados del trabajo, son extraordinarios. Ninguno de ellos se anunció a sí mismo, de haberlo hecho así, su encomienda hubiese sido un fracaso. Todas aquellas personas que los escucharon, lo hicieron movidas por la fama de Jesús y al ver que realizaban sus mismos milagros, se convencieron de que en verdad, él los había enviado.

Él les dijo: «vengan ustedes a solas a un lugar desierto a descansar un poco». Porque eran tantos los que iban y venían, que no encontraban tiempo ni para comer. Se fueron en barca a solas a un lugar desierto.

En estos versículos, nos encontramos de frente a un trato bastante particular de Jesús que sólo relata san Marcos; el Señor se muestra interesado en darles un descanso a sus discípulos, por eso los saca de entre la gente para llevarlos a un lugar más solitario, como lo es el desierto, para poder reposar.

Hasta este punto, llama demasiado la atención, la distinción con la que se hace referencia al lugar de  descanso, porque al oír la palabra desierto, inmediatamente nos viene a la memoria, la experiencia del pueblo de Israel, que después de haber salido de Egipto, tuvo que pasar por él, para llegar a la tierra prometida. Unido esto, sabemos perfectamente que Jesús, antes de comenzar su trabajo pastoral, el Espíritu lo empujo al desierto para preparar misión. De acuerdo a estos testimonios, esto podría ayudarnos a comprender la intención de Jesús de hacer que sus apóstoles, también puedan tener esta experiencia. Porque es importante que sepan, que a veces será necesario  saber apartarse por un momento de todo, para tener descanso, oración, autoevaluación y motivación para seguir adelante.

Sin lugar a dudas que estos nos hace pensar en lo importante que es en nuestra vida, el saber descansar, y desde la perspectiva cristiana, descansar con la compañía de Jesús. Prácticamente es así como podríamos definir los ejercicios espirituales que el Papa, obispos, sacerdotes, la vida consagrada, seminaristas y laicos comprometidos, deben de tener por lo menos una vez al año, para reposar unos días, escuchar, reflexionar y meditar sobre la propia relación con Dios y lo que él quiere de nosotros. De no hacerlo así, nuestras palabras se podrían volver huecas, y nuestras acciones inútiles que al final de cuentas no servirían de nada.

En la vida matrimonial esta necesidad de reposar juntos como esposos es también muy importante, porque esa sería la fórmula más sana para revisar la propia vida, y la manera en como se está viviendo en relación al matrimonio y los hijos. Por eso todos aquellos esposos que tienen la oportunidad de programar sus actividades a lo largo del año, no dejen consideran en lo importante que es tomar por lo menos dos días de él, para irse a algún lugar, donde puedan meditar, bajo la guía de un sacerdote o religiosa que los pueda orientar, porque descansar no sólo implica consentirse visitando alguna playa, sino el también buscar meditar.

Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron.

De acuerdo a la opinión de los biblistas, el hecho de que la gente vaya corriendo desde Cafarnaúm, Betsaida y Magdala hasta un sitio que no se sabe dónde es, resulta totalmente imposible. Lo que significaría que este acontecimiento no debe de ser entendido como un suceso histórico, sino simbólico. Porque en él lo que se está reafirmando, es que de verdad la gente tenía mucho interés por estar en con Jesús.

La fama de Jesús y ahora la de sus discípulos era inevitable, porque muchos se habían dado cuenta de lo poderosos que eran, y por eso seguramente se dedicaban a divulgar constantemente las acciones del Nazareno y sus seguidores, sólo así se puede entender que aunque los pueblos y ciudades eran pequeñas, todos buscan estar con él.

Al desembarcar, Jesús vio una multitud y se compadeció de ella, porque andaban como ovejas que no tienen pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas.

La bondad del Señor, no era indiferente a las necesidades del pueblo, y supo ver en ellos lo carentes que estaban de tener verdaderos puntos de referencia que los llevaran al encuentro con Dios, porque la expresión con la que el evangelista menciona la necesidad de la gente de ser enseñada, significa que aquellos que debían de haberlo hecho, no estaban cumpliendo con su labor.

En la actualidad esta situación se puede seguir repitiendo si aquellos que tenemos la tarea de guiar al pueblo de Dios, no lo estamos haciendo con responsabilidad, ya que donde falta el trabajo pastoral y presencia de un sacerdote o vida consagrada, la gente desorientada, se puede perder con mucha facilidad, bajo el engaño atractivo de ideologías, creencias o personas que los alejan del camino de Dios.

En la vida familiar esta situación se vuelve igualmente grave, pues a menudo cuando los padres se desinteresan de sus hijos, terminan orillándolos a las adicciones, donde encuentran el refugio, que no tuvieron con sus padres. La importancia de educarlos, formarlos en los valores y amarlos es tan fundamental, que esa tarea los hace verdaderos pastores de Dios al frente de ellos.

Como podemos darnos cuenta, en este domingo se hace un reconocimiento claro y loable del apóstol que ha cumplido con su misión, pero al mismo tiempo, cuestiona al que no ha hecho nada y ha dejado a su comunidad sin pastor; en este punto es donde podríamos cuestionarnos en cuál de los dos lugares nos encontramos. La respuesta Dios y cada uno la sabe, lo importante es que al reconocer nuestra situación, podemos corregir lo equivocado y continuar con lo que ha beneficiado. Tomando en cuenta, que mientras haya vida, aún tenemos la oportunidad, de ser mejores.

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