jueves, abril 25, 2024
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NO A LAS SUPERSTICIONES DE FIN DE AÑO

Por: Alba Juárez Amador.

 

El primer mandamiento de la ley de Dios nos dice que debemos: “Amar a Dios sobre todas las cosas”, y practicar esto significa tener a Dios un aprecio supremo, es decir, estar convencido de que Él vale MÁS que nadie, y por eso preferirle sobre las demás cosas.

Cuando nosotros otorgamos a las cosas materiales o externas, alguna supremacía o algún tipo de “poder” es cuando faltamos al primer mandamiento; la superstición es un pecado contra este mandamiento porque atribuye a cosas, poderes que sólo pertenecen a Dios.

Así, cuando existen bautizados, católicos que ponen deliberadamente su “fe” y sus anhelos en los horóscopos, los calzones rojos o amarillos, los borreguitos o las semillas, lentejas, monedas o maletas, números de mala suerte y días afortunados, se cae en pecado es mortal, ya que se falta al primer mandamiento de Dios.

Ante la próxima llegada de un nuevo año, seguramente amistades y familiares te aconsejarán hacer algún ritual, y con más razón debido a todo lo que hemos vivido durante este 2020, y aunque en esta ocasión debemos permanecer en casa, no faltarán los programas de radio y televisión que te invadan con “novedosas” propuestas y rituales para que el 2021 te sea mejor, o incluso te inviten a hacer “lo tradicional”: la presencia de las 12 uvas en la mesa para 12 deseos, el barrer para “sacar” todo lo negativo de tu hogar y muchos más…

Si con realizar estos actos bastara, ¿para qué nos esforzaríamos en nosotros mismos y en nuestros trabajos si sólo necesitamos comer uvas el último día del año? Siendo conscientes y pensando con lógica, podemos llegar a conclusión de que las uvas nunca han sido ni son poderosas; vestirte con una prenda de un color no cambia, ni cambiará tu día; juntar 12 monedas de la misma denominación no influirá en que durante un año tengas un mayor poder adquisitivo; todos estos tipos de creencias no tienen ningún sentido religioso.

El Catecismo de la Iglesia Católica en su número 2211 expone que “la superstición es la desviación del sentimiento religioso y de las prácticas que impone. Puede afectar también al culto que damos al verdadero Dios, por ejemplo, cuando se atribuye una importancia, de algún modo, mágica a ciertas prácticas”, lo que nos debe hacer caer en la cuenta de que todas las supersticiones son pecado y debemos tener cuidado de no caer en ellas.

Debemos cuidar los verdaderos ritos católicos y llevarlos a cabo sin relacionarlo con señales de magia o brujería, debes evitar llevar al templo o usar velas de colores suponiendo que son para conseguir amor o dinero; no llevar a bendecir semillas, borreguitos, cruces de ocote, monedas, espejitos o sábilas con moños rojos.

Las piadosa costumbres no debe tomarse como rituales, sino como un acto de fe que recuerda algo muy importante: confiar en que Dios dará, si es su deseo y voluntad, salud, alimento, casa y trabajo. Encender una vela el primer día de cada mes significa una acción de gracias a Dios por todo lo que da a los hogares. Las velas son, para los católicos, un signo de la luz que nos recuerda el nacimiento de Jesús.

Cerrar un ciclo, cerrar un año debe estar relacionado al agradecimiento, y éste debe otorgarse a Dios por lo que le ha permitido vivir, es y debe ser el verdadero sentido para pensar la noche en que despedimos un año y recibimos otro.

En próximos artículos te compartiremos algunas oraciones y esquemas por medio de los cuales podrás realizar una acción de gracias en familia.

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