Por: LNCA Laura Karina Damián Pérez
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En estos días, el término “colesterol” es muy socorrido, desde los medios de comunicación, hasta la consulta del médico. Se repite constantemente que debemos vigilar nuestros niveles de colesterol.
Comencemos con saber qué es el colesterol. Es una grasa que el organismo usa para la formación de hormonas como la progesterona, testosterona, entre otras; forma parte de las membranas de las células; ayuda en la absorción de las grasas y en la producción de vitamina D; además, lleva a cabo una labor de protección, pues podemos encontrar colesterol en todas las células del cuerpo.
Proteínas transportadoras
Existen también dos proteínas principales que son las encargadas de transportar el colesterol. La LDL, lipoproteína de baja densidad, encargada de transportar el colesterol a los diversos tejidos del cuerpo. La HDL, lipoproteína de alta densidad, encargada de transportar el exceso de colesterol desde los tejidos al hígado. Sin embargo, un exceso de la lipoproteína LDL se puede acumular en las arterias, provocando problemas de circulación. El aumento de los niveles de colesterol se conoce como hipercolesterolemia.
Factores de riesgo
La obesidad, la falta de ejercicio, el estrés, el consumo de tabaco o una dieta rica en alimentos de origen animal pueden elevarlo. Una complicación de la hipercolesterolemia es la ateroesclerosis, debida al depósito de células LDL en las paredes de las arterias, provocando la formación de placas de ateroma, las cuales van estrechando la luz de la arteria, dificultando el flujo sanguíneo, y hay posibilidad de desarrollo de un trombo, lo que evitaría que el oxígeno llegara al corazón y provocar una angina de pecho o un infarto de miocardio.
Recomendación alimentaria
Centrándonos en lo que respecta a las recomendaciones nutrimentales, cabe aclarar que los únicos alimentos que contienen colesterol son aquellos que provienen de los animales, dando como ejemplo de los que contienen mayor cantidad de colesterol LDL: mantequilla, manteca de cerdo, carnes rojas, pollo, leche, huevo, crema, etc., por lo que debemos moderar su consumo. Por el contrario, hay alimentos que contienen mayor cantidad de colesterol HDL y que contrarrestan la acción del colesterol malo y los conocemos como grasas vegetales: aguacate, aceite de cártamo, soya, cacahuates, almendras, pescado, nueces, entre otros, por lo que el consumo regular podría ayudar a mantener un equilibrio entre el colesterol bueno y malo.