¿Cómo vivir nuestras pérdidas durante la pandemia?
Mtra. María Cristina Pérez Grados
CEFAS UPAEP
Cuando hablamos de una pérdida o duelo, el modelo de la Dra. Elizabeth Kübler-Ross lo define muy bien como un proceso por el cual la gente lidia con la tragedia, especialmente cuando es diagnosticada con una enfermedad terminal o una pérdida catastrófica.
Las pérdidas en nuestra vida no sólo tienen que ver con la muerte de algún ser querido, aunque es cierto que éstas son de las más dolorosas por las que una persona puede pasar. A lo largo de nuestra vida nos encontramos con todo tipo de pérdidas, que no forzosamente tienen que ver con morir y que, si no les prestamos atención y las atendemos, podrían volverse situaciones complicadas para vivir plenamente en el día a día. Es bueno tomar en cuenta que en la pérdida podemos encontrar puntos de inflexión y grandes aprendizajes con los que podemos crecer profundamente.
Tal vez no hemos caído en la cuenta de que para muchas personas esta pandemia por la que estamos pasando es una pérdida, en dónde las emociones coexisten en diferentes momentos, podemos cambiar de un estado de ánimo a otro de una manera muy rápida o sentir al mismo tiempo enojo por la situación que estamos pasando en relación al COVID-19 y alegría porque mi hijo se graduó de la preparatoria y comienza la universidad.
Durante esta pandemia tenemos pérdidas, algunas no las vemos o no las consideramos como tales, pero, sentimos incertidumbre de lo que pueda pasar. A la vez, en muchos casos, tuvimos que poner distancia física con nuestros seres queridos y no podemos reconfortarnos con la calidez de un abrazo, por ejemplo. Hoy muchas familias tienen que permanecer en un mismo espacio compartido con el resto de los integrantes de la casa, algunos más han perdido su trabajo, algunos han cambiado los roles de padres, otros más se encuentran cansados físicamente, los horarios se han modificado, los hijos (sobre todo si son pequeños) necesitan mayor ayuda en su escuela. En fin, nos duelen otras realidades, nos duele el dolor del otro.
La tristeza, el enojo y el miedo son las emociones más comunes que estamos viviendo los seres humanos es esta época, es de suma importancia primero identificar qué es lo que estoy perdiendo y elaborar mi duelo conforme mí misma sabiduría interna me lo esté pidiendo; tal vez llorando, hablándolo, resolviendo algún pendiente para después decidir cómo quiero reconstruir mi perdida de una manera sana. Preguntarme, ¿qué quiero hacer para cuidarme? , escuchar mis miedos para poder trabajar en ellos, descubrir ¿qué me ayuda en las circunstancias en las que me encuentro?, ¿qué debo y que no debo hacer?
Finalmente, lo importante es darnos cuenta sobre ¿cómo estoy viviendo mis perdidas?, ¿cómo las están viviendo mis hijos y mi familia?, ayudarles a “vivirlas” conforme cada uno lo necesita, sin comparaciones, teniendo en cuenta que los procesos varían mucho en relación a la edad de la persona, las circunstancias por las que están pasando, aun dentro de la misma familia y viviendo lo mismo, cada persona tiene su tiempo y su manera de vivir las pérdidas.