Francisco: La Iglesia, casa de reconciliación
Con información del Vaticano.
“Estoy aquí – dijo – porque el primer paso de esta peregrinación penitencial entre ustedes es el de renovar mi petición de perdón y decirles, de corazón, que estoy profundamente dolorido: pido perdón por los modos en que, lamentablemente, muchos cristianos han apoyado la mentalidad colonizadora de las potencias que han oprimido a los pueblos indígenas. Estoy dolorido. Pido perdón, en particular, por los modos en que muchos miembros de la Iglesia y de las comunidades religiosas cooperaron, también a través de la indiferencia, en aquellos proyectos de destrucción cultural y asimilación forzada de los gobiernos de la época, que culminaron con el sistema de las escuelas residenciales”.
A los indígenas
“Estoy contento de poder encontrarme con ustedes y de volver a ver los rostros de varios representantes indígenas que hace algunos meses fueron a visitarme a Roma” (ndr: encuentros de fines de marzo y principios de abril). El Romano Pontífice expresó su emoción al reunirse, por segunda vez, con los pueblos originarios durante su 37º viaje apostólico a Canadá (la primera fue esta mañana en la zona de Maskwacis). Ahora, el punto de encuentro fue la Iglesia del Sagrado Corazón de los Primeros Pueblos, en Edmonton, construida en 1913 que sirve a los residentes del vecindario central de Mc Cauley con un enfoque especial en los más descartados. Es un sitio muy especial: en 1991, el arzobispo Joseph MacNeil la designa parroquia nacional de las Primeras Naciones, los Métis y los Inuit, la primera de su tipo en Canadá.
“Aquel encuentro fue muy significativo. Ahora estoy en la casa de ustedes, amigo y peregrino en sus tierras, en el templo donde se reúnen para alabar a Dios como hermanos y hermanas”, afirmó, y recordó que, “en Roma, después de escucharlos, les dije que ‘un proceso de sanación eficaz requiere acciones concretas’” (Discurso a las delegaciones de los pueblos indígenas de Canadá, 1º de abril de 2022).
Cristo, centro del círculo sagrado de la vida
El Santo Padre fue recibido por unas palabras de bienvenida del párroco, de dos fieles de la parroquia y por un canto indígena.
Candida Shepherd, miembro del consejo de la parroquia, forma parte de la comunidad desde mediados del año 90. Se define como “orgullosa miembro de la Nación Metis de Alberta”. “Estoy eternamente agradecida por la forma en que nuestra comunidad conecta la Espiritualidad de nuestros ancestros indígenas y nuestra profunda relación con el creador y mi recorrido católico”, señaló.
Por su parte, Bill Perdue, presidente del comité de finanzas de la comunidad, creció en el barrio, se bautizó allí en 1963 y, desde entonces, “rindo culto aquí”, aseveró. “Como persona de herencia mestiza, estoy orgulloso de vivir mi fe católica en una parroquia que reconoce y honra a mis antepasados indígenas e irlandeses”, aseguró.
Los representantes explicaron que, en la actualidad, la Iglesia del Sagrado Corazón de los Primeros Pueblos es una comunidad étnicamente diversa que incluye a las numerosas Primeras Naciones de Canadá, a los metis, a los inuit y a los católicos eritreos, así como a los residentes del barrio McCauley de Edmonton. “Aunque está designada como una parroquia indígena, acogemos a todos los pueblos, ya que todos formamos parte del único círculo de la vida”, sostuvieron.
Ciertamente, sería un error no mirar también el bien que han realizado silenciosamente tantos misioneros y misioneras a lo largo de los siglos en estas tierras. Pero la única y verdadera respuesta cristiana a lo sucedido no es la de las distinciones o el análisis histórico. Frente a quien afirma llevar aún vivo en la propia carne el dolor por lo ocurrido, quien ha perdido a sus propios seres queridos sin saber siquiera dónde fueron enterrados, sólo se puede permanecer en silencio, rezando, escuchando, abrazando y pidiendo perdón. Como el anciano Pontífice en silla de ruedas nos está enseñando.