Por: P. Rodolfo Orosco Gil
Calafell, España.
En los domingos pasados la liturgia nos propuso escuchar, meditar y reflexionar el pasaje del discurso del pan de vida eterna, ahora, en este domingo nos vuelve a poner los escritos de san Marcos como punto de reflexión y escucha para seguir caminando en este itinerario.
Se reunieron junto a Jesús los fariseos y algunos escribas venidos de Jerusalén; y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavarse las manos.
Se puede pensar que lo fariseos que entran en diálogo con el Señor en este pasaje, son originarios o por lo menos viven en el lugar donde ahora se encuentra Jesús, mientras que los escribas son foráneos. Estos últimos al parecer ejercían la función de vigilar la ortodoxia del pueblo, de allí a que se desplacen de su lugar, para vigilar lo que se enseña y en el caso del Señor, lo confronten.
En este pasaje es evidente que quienes cuestionan a Jesús, y a sus discípulos sobre el hecho de lavarse las manos o no, es una cuestión que esta fuera de toda represión higiénica, quizás eso no les interesa, lo que para ellos es un escándalo digno de ser criticado es la omisión que cometen y que los convierte en transgresores de la ley.
(Pues los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse las manos, restregando bien, aferrándose a las tradiciones de sus mayores, y al volver de la plaza no comen sin lavarse antes, y se aferran otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas).
Esta aclaración de Marcos, es una muestra de que sus lectores no son judíos, y que por lo tanto no conocen las leyes del pueblo, por eso al tener un público en su mayoría pagano, es necesario poner en contexto las enseñanzas de Jesús para entender mejor lo que se intenta explicar. Se dice que estos rituales sólo eran observados estrictamente por los sacerdotes hebreos, pero probablemente Marcos hace tal énfasis por la tendencia de los grupos judaicos de la diáspora donde a veces vivían las reglas de una manera más rígida que en la misma Palestina. También existe la posibilidad de que algunas personas del pueblo en Galilea se hicieran bastante escrupulosos para observar estas normas donde algún rabino enseñase una conducta más estricta de aquella que era indicada en el Talmud. En este escrito llamado así, se recogían las discusiones rabínicas sobre las leyes judías, tradiciones, costumbres, narraciones y dichos. Podríamos decir que es un inmenso código civil y religioso.
Y los fariseos y los escribas le preguntaron: « ¿Por qué no caminan tus discípulos según las tradiciones de los mayores y comen el pan con manos impuras?»
Los fariseos y escribas hacen alusión a la autoridad de los mayores, es decir a los ancianos del pueblo, para repudiar lo que para ellos es una falta de respeto el hecho de que Jesús y sus discípulos no sigan las tradiciones. En efecto, algo que podía ser tomado como una tradición de ellos o un simple acto de higiene, estas personas la citan como ley oficial para criticar a Jesús
Él les contestó: «Bien profetizó Isaías de ustedes hipócritas, como está escrito: “este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos”. Dejan a un lado el mandamiento de Dios para aferrarse a la tradición de los hombres»
Como sus opositores han hecho pasar por ley una costumbre, Jesús les contesta con un texto profético para que a partir de lo que también ellos creen, se den cuenta de los escrupulosos que se han vuelto para algunas cosas que no lo requieren, y de los ligeros de conciencia que son en lo que de verdad se convierte en pecado que contamina al hombre. Sin lugar a dudas las palabras que les dice son directas, pues señala claramente que sólo aparentan agradar a Dios, porque en realidad su corazón, es decir su vida interior dista de él. Con esto además se pone de manifiesto el desacuerdo de parte de Dios a todas las acciones que comenten. Si el corazón está lejos, eso quiere decir que ya no oyen ni ven lo que dice el Señor. ¿Cuál es el problema en este comportamiento? Que el hombre sólo tomará de la Sagrada Escritura, los textos que le convengan.
A partir de ahora, los cristianos a diferencia de los judíos, deberán de dejarse guiar por el Espíritu Santo porque en él se encuentra la nueva Ley. Además es necesario dar el paso de las palabras a los actos, para que nuestro corazón se acerque a Dios.
Llamó Jesús de nuevo a la gente y les dijo: «Escuchen y entiendan todos: nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre.
Estas palabras de Jesús, más que claras, son directas y fuertes porque señalan sin titubeos lo que de verdad se tiene que conservar limpio. Jesús está rechazando toda forma de superstición que han hecho de la ley, porque es muy evidente que así la observan por el hecho de que se han olvidado que lo más importante para ser puros delante de Dios, es la conservación de la limpieza del corazón, de la cual no tenían ningún cuidado.
Porque dentro, del corazón del hombre, salen los pensamientos perversos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, malicias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro»
Marcos enumera doce vicios, símbolo de totalidad, en pocas palabras describe toda la maldad humana, los primeros seis en plural para indicar los actos malos y los siguientes seis indican los diversos vicios de los que los hombres somos presos.
Sin lugar a dudas ahora nos toca a nosotros purificar nuestro interior, porque como ya hemos escuchado, de allí es de donde salen las cosas malas que de verdad dañan al hombre. Además será necesario purificar aquellas costumbres que hemos aprendido de los mayores y que evidentemente no tienen nada bueno en nuestra vida.
No olvidemos que lo más importante es agradar a Dios con el corazón, porque sólo de esa manera lo que digamos con las palabras, será un reflejo de lo puro y limpio que debe estar nuestro corazón.