martes, abril 16, 2024
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Peregrinación a la Basílica de Guadalupe

Por: Pbro. José Luis Bautista González

ANGELUS, EL MENSAJERO. El 12 de febrero sería la Peregrinación de la Arquidiócesis de Puebla para visitar a la “Morenita del Tepeyac”; sin embargo, a causa de la pandemia, este 2021 ha sido suspendida físicamente, no así en nuestros corazones, ya que desde nuestras propias comunidades y desde nuestros hogares, elevaremos nuestras plegarias llenas de confianza a nuestra Madre de Guadalupe. Conozcamos ahora un poco de la historia de esta centenaria peregrinación poblana.

 

 

 

 

 

La primera peregrinación

Don José María Mora y Daza (1885-1887) como obispo de Puebla, conoció al padre Ramón Ibarra y González, a quien le tuvo admiración por sus virtudes, quien en muchos asuntos fue su brazo derecho y grandemente influyó en el ánimo del prelado para la organización de la peregrinación al Tepeyac.

La primera se realizó el 12 de febrero de 1887, y quedó desde entonces firmemente establecida.

Don Ramón Ibarra fue el Presidente de la Comisión organizadora y debe ser considerado como el fundador de las peregrinaciones en devoción de Nuestra Madre Santísima de Guadalupe.

Es necesario señalar el apoyo de la “Sociedad Católica de Puebla” en la organización e impulso de la primera y siguientes peregrinaciones, así como del “Círculo Católico de Puebla” posteriormente, laicos comprometidos como el Dr. Secundino Sosa, Lic. Rafael Mendivil, Lic. Francisco de Velasco, Agustín de la Hidalga, Quintín Gómez Conde, entre otros. Conmovedora peregrinación fue la primera romería al Tepeyac, a la que asistieron más de 1,500 fieles, presidiendo la misa el Obispo y predicó el Cango. Ramón Ibarra.

 

La segunda peregrinación

Poco después muere el Obispo, por lo que la segunda peregrinación es 1888 fue presidida por Ramón Ibarra en su carácter de Vicario Capitular en sede vacante. A la llegada del obispo D. Francisco M. Vargas (1888-1896) siguió exhortando con fervor a través de circulares a que sacerdotes y fieles fueran en piadosa peregrinación.

Cabe señalar que en el año 1895 hubo dos peregrinaciones, el 12 y otra que partió el 6 de octubre con más de mil personas bajo la dirección del santo José María de Yermo y Parres con motivo de la coronación de la Imagen.

Le sucedió el Obispo D. Perfecto Amézquita y Gutiérrez (1897-1900) quien continuó dicha peregrinación.

 

La devoción de Don Ramón Ibarra

El primer Arzobispo Don Ramón Ibarra y González (1902-1917) fue un devoto a la Guadalupana. Tal devoción se encuentra en diversos documentos: edicto del 19 de agosto de 1902, circular del 20 de enero de 1903, circular del 30 de diciembre de 1903, carta pastoral del 19 de febrero de 1904, edicto del 7 de noviembre de 1905, entre otros. También la consagración a la Virgen Santísima  con una gran peregrinación el 12 de febrero de 1904, al ser erigida la Arquidiócesis de Puebla, donde recibió el palio arzobispal.

Le sucede D. Enrique Sánchez y Paredes (1919-1923) quien preside cinco pontificales al Tepeyac.

 

Don Pedro Vera y Zuria

El siguiente Obispo fue D. Pedro Vera y Zuria (1924-1945) quien recibe el palio arzobispal, en febrero de 1925, con la asistencia de más de 4000 fieles, de manos del Arzobispo de México, predicando el Dr. D. Ignacio Márquez y Toriz.

En 1939 se proclama Año Santo Guadalupano, por lo que el 31 de diciembre se organizó una peregrinación al Tepeyac, en la que tomó parte el Cabildo metropolitano y numerosos fieles; en la Misa predicó el Excmo. Sr. Vera y Zuria (año XXII n. 1). En 1943 la revista eclesiástica afirma: “el número de peregrinos fue considerable; y en algunas estaciones, se quedaron, sin poder tomar el tren. Presidió la Misa el Excmo. Sr. Arzobispo Dr. D. Pedro Vera y Zuria. Pontificó el Excmo. Sr. Arzobispo-Coadjutor Dr. D. J. Ignacio Márquez. El sermón estuvo a cargo del M.I.Sr. Cango. Dr. D. Heriberto Varela, quien con entusiasmo y elocuencia, expuso los grandes beneficios que María de Guadalupe ha hecho al pueblo mexicano. En la distribución vespertina predicó nuestro Excmo. Prelado Dr. D. Pedro Vera y Zuria, con la unción y claridad con la que es tan peculiar”  (Año XXV no. 2).

 

Don Octaviano Márquez

En algunas ocasiones, presidía la celebración un canónigo, ante la ausencia por enfermedad del IV Obispo Don José Ignacio Márquez y Toríz (1945-1950) como lo fue el 12 de febrero de 1949: “el foro poblano con tanto cariño y amor, celebró en honor de nuestra Reina María Santísima de Guadalupe. Dijo la Misa solemne el M.I.Sr. Cango. Alfredo Freyría y predicó el R. P. Fr. Victoriano de la Inmaculada, Carmelita Descalzo” (Año XXXI no. 3).

En la primera misa que presidía el V Arzobispo Don Octaviano Márquez y Toríz (1951-1975) se retoma la tradición de rezar y predicar por la tarde el Rosario: “los peregrinos fueron numerosísimos, que quisieron acompañar también a  nuestro querido Metropolitano.

Como un homenaje a la reina de México, Don Octaviano Márquez y Toríz quiso celebrar su primera Misa Pontifical en su santuario Basílica.

Predicó elocuente sermón el Sr. Cura de San José D. José Rubio Contreras. En el Rosario predicó nuestro  Prelado Dr. D. Octaviano Márquez un sermón emotivo, poniendo a los pies de la Virgen su Diócesis y pidiéndole luces y ayuda para cumplir su misión episcopal y conservar en las almas de sus súbditos la fe en Cristo y el amor a tan dulce Madre” (Año XXXIII no. 3). Un año después: “el número de peregrinos fue mayor que en los años anteriores, hasta el punto de que era casi imposible penetrar en el amplio y sagrado recinto a la hora de la misa solemne. Dijo la Misa de Comunión el Ilmo. Sr. Cango. y Vicario General Dr. Amador Carrasco. Pontificó el Excmo. Sr. Arzobispo Dr. Octaviano Márquez y predicó bellísimo e interesante sermón el Sr. Cura de Analco de esta ciudad Dr. D. Basilio Rivera” (Año XXXIV no. 2).

Don Octaviano siempre presidió, dejando a un predicador insigne para la misa solemne como lo podemos leer en esta nota de 1958: “La peregrinación fue muy numerosa. El Excmo. Sr. Vicario General Dr. D. Emilio Abascal celebró la misa rezada de comunión general. El Excmo. y Rvdmo. Sr. Arzobispo Dr. D. Octaviano Márquez celebró la solemne misa pontifical y la cátedra sagrada estuvo encomendada al M.I.Sr. Dr. D. Salvador Mastachi” (Año XLI no. 3). En la circular de 1974: “Durante tantos años, nuestra Arquidiócesis ha ido a rendir ese homenaje de filial devoción a nuestra Madre y Celestial Patrona; y ahora que nos encontramos en el Año Santo y del Rosario, tenemos un  nuevo motivo para acudir en piadosa peregrinación a tan venerado Santuario Mariano”. (Año LVII no. 2).

Don Rosendo Huesca Pacheco

Del largo episcopado del VII Arzobispo D. Rosendo Huesca Pacheco (1977-2009) suprimió la presencia de un predicador en la misa solemne y la predicación del rosario por la tarde. En la circular del año 1978 convoca a la primera peregrinación que él preside: “La Arquidiócesis de Puebla, concurrirá en peregrinación a la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe. Este homenaje es ocasión propicia para profundizar, aceptar y vivir el evangelio con mayor generosidad. Aprovechamos el estar con Nuestra Señora, para iniciar los trabajos de la Gran misión en la Ciudad de Puebla. A ellos consagramos nuestros esfuerzos y pediremos su intercesión ante el Señor, para que esta iniciativa pastoral rinda los frutos deseados” (Año LXI no. 2).

Don Víctor Sánchez Espinosa

Desde que tomó posesión como VIII Arzobispo de Puebla (2009) D. Víctor Sánchez Espinosa ha fomentado esta peregrinación, como lo expresó el 8 de enero de 2018:

“Deseo de corazón que nuestra peregrinación sea el signo de la fe de nuestro pueblo, que guiado por la maternal intercesión de María, camina al encuentro de Jesucristo, Nuestro Redentor”. Mons. Víctor Sánchez

Ha escrito 11 circulares para una mejor planeación de la misma. Los resultados: más de 60,000 peregrinos.

 

Algunos datos interesantes

La noche anterior a la peregrinación, la Adoración Nocturna realiza una solemne vigilia en la Basílica antigua. En algunos años, la misa ha sido presidida por el Vicario capitular por la muerte del Obispo (1888, 1897, 1901-1902, 1918-1919, 1924) o traslado (1976); los primeros tres arzobispos recibieron el palio en la misa pontifical del 12 de febrero (1904, 1920, 1925); dos obispos la presidieron una sola vez (1887 y 1977); el paso de peregrinos de 1,500 (1887) a 60,000 (2018); desde 1887 hasta 1975 la misa pontifical fue predicada por un sacerdote excelso de la diócesis, salvo en algunas excepciones y por la tarde se rezaba el rosario y se daba un sermón en el mismo, pero, cada Obispo y Arzobispo, la ha impulsado siempre para dar un homenaje a nuestra Madre que ha quedado estampada para siempre en la Historia de México. Hacemos nuestra la exclamación del Papa Benedicto XIV en 1754: “Non fecit taliter omni nationi”.

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